No olvidad de pararos un momento a ver la ilustración que muestra el artículo, suele ser bastante gráfica y nos ayudará a sacar nuestra propia conclusión.
¿SOMOS CONSCIENTES LOS PADRES DE CUÁNDO SOBREPROTEGEMOS A LOS HIJOS?
Hay padres y madres que sobreprotegen a sus hijos e hijas, pero no tienen consciencia de ello y se sorprenden cuando, por ejemplo, el profesor tutor les advierte de los problemas que conlleva la sobreprotección.
Para saber si los padres sobreprotegen a sus hijos precisan fijarse, en primer lugar, si les hacen las tareas que podrían hacer ellos: si les dan la comida, si los visten, si les hacen la cama; si se les ayudan mucho con “los deberes” escolares porque todos los días les dicen que no los entienden; si les llevan la mochila del colegio, sin reparar tan siquiera que es una responsabilidad de los niños...
Los padres necesitan caer en cuenta que tiene sentido hacer determinadas tareas a los niños cuando tienen un año, dos, quizá tres..., pero, a medida que van creciendo se hace preciso que, de forma progresiva, se hagan cargo de sus cosas. Si los padres no lo hacen así, de alguna manera les están invalidando, dado que no los consideran capaces de asumir sus responsabilidades.
También los padres necesitan observar si permiten a sus hijos decidir sobre los temas que les conciernen, ya que con frecuencia tienden a considerarlos demasiado pequeños.
Las personas estamos tomando decisiones continuamente a lo largo de la vida, por lo tanto, los niños precisan formarse en el hecho de elegir y, a la vez, en aprender a aceptar las consecuencias de sus elecciones. Por consiguiente, estará bien que vayan decidiendo sobre cuestiones, como: qué ropa ponerse (dentro de lo que los padres consideren razonable); la forma de organizar su tiempo libre, etc. Si los padres no actúan en esa dirección estarán contribuyendo a crear niños dependientes y con poca seguridad interna en si mismos.
Asimismo los padres sobreprotegen cuando no tienen la coherencia y la firmeza necesaria para mantener los límites (aquellos que entiendan como razonables para cada situación). A veces basta un pequeño berrinche, o unas palabras, como: “Mamá, es que tú no me quieres”, para que los niños logren saltarse el límite y salirse con la suya.
El amor a los hijos resulta compatible con el establecimiento de los límites y, si los niños no los incorporan cuando corresponde, resulta bastante probable que tendrán problemas de adaptación, ya que tenderán a no aceptar ni respetar las normas.
Pepe Gonzalez. Educador, pedagogo y psicólogo de Escuela de Madres y Padres
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